Había conocido la ciudad hacía 8 años ¡cómo pasa el tiempo! pero seguía tan bonita como recordaba. En aquella ocasión, llegamos a la city después de 2 intensas semanas por Escocia, las Highlands, su paisaje, el verde, la brisa, el gris del cielo, habían dejado el pabellón muy alto, pero Edimburgo, no solo no defraudó, sino que elevó aún más, la recta final de aquel viaje tan intenso.
Con el paso del tiempo tenía ganas de volver y centrarme solo en Edimburgo. No es una de esas grandes ciudades que devoran, tampoco es aburrida, su casco histórico me encanta, edificios antiguos, grises, medievales, lúgubres, con espacios verdes amplios y sus callejones secretos, los CLOSES.
Lo habitual es llegar y visitar la OLD TOWN, empezando por el castillo, que está en los alto de un volcán extinguido, para después atravesar todo el casco histórico por su calle más famosa, la Royal Mile.
Los closes de la royal mile son pequeños callejones llenos de historia en los que si te adentras, puedes encontrar jardines secretos, museos, o vistas interesantes a otra parte de la ciudad.
Si no te importa subir unos cuantos escalones puedes subir al monumento del escritor Walter Scott, vale la pena ver las vistas....
Pero aún queda una pequeña SORPRESA en este recorrido por Edimburgo. Como ya dije, no es apto para zapatos incómodos, si estas dispuesto a descender toda la Royal Mile y piensas que a partir de ahí ya no hay nada que ver, ¡estas equivocado! ¡Te esperan las mejores vistas de la ciudad, Arthur´s Seat!. Arthur´s Seat es una colina de unos 225m de altura, otro volcán apagado que vale la pena subir para ver toda la panorámica que te ofrece. (Me encanta la geografía de Edimburgo, un volcán al Este que contiene el Edinburgh Castle, una calle que desciende desde ese volcán hacia el Oeste, la Royal Mile, y que termina desembocando en otro volcán, Arthur´s Seat)
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